Un año más viajé al
Festival de la Bande Dessinée en Angulema, Francia, el Festival más
importante de cómic en Europa y con mayor proyección internacional.
Aún con la noticia en mente del atentado terrorista contra el
semanario satírico Charlie Hebdo me
entristezco al
recordar al gran Charles Wolinski, uno de los cinco dibujantes del
cómic francés asesinado aquella mañana. En este
atentado tres ciudadanos nacidos en la República Francesa dieron
muerte a un total de doce personas e hirieron a otras once al grito
de Dios es el más grande.
Tras
la masacre, las preguntas que me surgen son muchas. ¿Cómo puede ser
posible que tres ciudadanos nacidos en un estado laico hayan
cometido esta atroz matanza? ¿cómo puede ser que una vez más la
libertad de expresión, baluarte de las sociedades democráticas se
vea en el punto de mira del terrorismo Yihadista cuando no del Estado
a través de las leyes? ¿Qué es lo que esta sucediendo en Francia,
en sus escuelas republicanas donde estudian ciudadanos de diversos
orígenes con diversas creencias? ¿Cómo esta afectando la crisis
económica en los barrios suburbanos de París donde viven mayoría
inmigrante? ¿En qué medida afectará estos atentados en nuestra
vida cotidiana?
Charlie
Hebdo nació en 1969, año de las movilizaciones sociales mayormente
en el mundo occidental. En Estados Unidos, la ciudadanía protestó
contra la violencia y la guerra en Vietman, luchó por los derechos
civiles de las minorías étnicas, concretamente la afro-americana.
Las mujeres se revelaron y quemaron sujetadores en señal de protesta
contra el certamen de Miss América, lucharon por los derechos en
general, y la liberación sexual a través de las diferentes
teorías feministas y los jóvenes bailaban ritmos hipnóticos
roqueros contra la cultura americana en el Festival de Woodstook .
En
Europa, La primavera de Praga, Checoslovaquía buscaba una apertura política, en París los
intelectuales de la mano de Sartre, Simone de Beauvoir y Lacan,
entre otros, ponían patas arriba el uso del lenguaje y buscaron la liberación
del ser humano y su autonomía para vivir y decidir libremente. En
España, la sociedad empezó a revelarse contra la dictadura de
Franco. Hay más ejemplos pero en general, lo destacable de aquél
momento histórico es que los términos de burgués, patrón,
capitalismo y empresario empezaban a utilizarse como un insulto.
El
semanario caracterizado por sus chistes gráficos irónicos,
fuertemente ateo y con tendencia a la izquierda sufría amenaza desde
que en noviembre de 2011 cambió el nombre de la cabecera Charlie Hebdo
por Charia Hebdo y
llevó a portada la caricatura de Mahoma que decía: “cien
latigazos si no te mueres de la risa”. Un día antes de su
publicación la redacción fue atacada y la web hackeada. En su
momento, el Consejo de Culto musulmán francés se opuso a los
ataques pero criticó la burla a su profeta.
En
la exposición dedicada a Charlie Hebdo, en el Festival de Cómic de
Angulema, los y las visitantes pudimos disfrutar de todas las portadas
realizadas a lo largo de estos más de cuarenta años donde no dejan
títere con cabeza y las tres religiones, judaísmo, catolicismo e
islam son de igual manera tratadas con ironía, sarcasmo y mucho,
sobre todo mucho humor. En sus portadas no solo la religión es tema
a tratar, también lo son las cuestiones políticas y sociales como
la libertad del aborto, la homofobia, la libertad sexual y
el chovinismo francés.
En
España, sabemos muy bien lo que es la censura y peor aún la
auto-censura cuando se trata de las artes; cine, literatura, teatro,
pintura (incluido los tebeos) sufrieron a través de las diferentes
leyes surgidas durante la Dictadura que afectaron a la libertad de
expresión y opinión. Por todo ello, y más que nunca Si,
yo soy Charlie Hebdo, defiendo
la libertad de expresión a través del lápiz, y sí defiendo los
derechos fundamentales a vivir en una sociedad libre y laica. Lo
del Yihadismo, no tiene cura. Nunca la tuvo el fanatismo y la
cerrazón.
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